domingo, 27 de marzo de 2016

Cobarde.

Pégala.
Pégala y regodeate
en tu valentía infundada.
Escúpela y dile que no vale nada.
Que es carroña,
tú, cuervo,
y sus ojos tristes son de nácar.
Dile que la quieres
entre vejación y vejación,
mírale el móvil,
el largo de su falda,
controla sus amistades
y no la dejes hablar con nadie
que sepas
que pueda tener el mínimo interés
en su boquita de niñita rebelde.
La muy puta.

Es inferior.
Es débil.
Es cobarde.
Es mujer.
Pégala.

Pégala y conviértete en todo
lo que tanto tiempo te llevan advirtiendo rehuir.
Conviértete en escoria.
Conviértete en deshecho social.
Sé un hijo sano del patriarcado,
y pégala.
Escúpela.
Intenta acabar con cualquier ápice
de la cálida humanidad residente
en su corazón ya amoratado.

Pero atente a las consecuencias.

Somos muchas.
Somos fuertes.
No somos lindas,
ni bonitas,
ni princesas.
Somos combativas.
Nos queremos vivas.
Nos queremos libres y nuestras.
Nos queremos.

Nos seguimos matando, joder.
No pretendamos arreglar un sistema
que perpetúa Eso
con tiritas,
cuando lo que se necesita
es acabar con él de raíz
de una vez por todas.

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